Desde 1960 existe un día del año especialmente dedicado a festejar junto con los niños y niñas de nuestro país. Una fecha que difícilmente sea pasada por alto por quienes resultan ser homenajeados, ya que suele ser fuertemente esperada como pocos días en el calendario.
Hasta hace dos años conocíamos a este
día como el Día del Niño. Si bien esta
fecha es comúnmente relacionada por los fines comerciales que promueve, es
sabido que se estableció tanto en Argentina como en el resto del mundo luego de
la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, celebrada por los estados
miembros de la ONU. Lo que motivó fijar esta fecha fue la intención de promover
el bienestar de niños y niñas con actividades sociales y culturales en las
diferentes regiones, como así también recordar y reforzar cada uno de los
principios y derechos de la infancia que se conocieron en aquella icónica
Declaración a nivel mundial.
Desde sus comienzos en Argentina es
celebrado a mediados de cada mes de agosto. Y es claro que no se puede ignorar
la connotación festiva de este día tan particular, al relacionarse directamente
con los encuentros familiares, las salidas recreativas y, en el mejor de los escenarios,
la compra de regalos para niños y niñas.
Sin embargo, resulta interesante preguntarse por qué desde el año 2020 en nuestro país esta fecha fue renombrada como el Día de las Infancias. Desde la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación) se explicó que esta modificación se relaciona con la intención de ampliar la mirada respecto de la niñez en toda su diversidad, ya que sin dudas no es ajena a los cambios sociales y culturales que comenzó a vivir nuestra sociedad en los últimos años.
Pasar del tradicional Día del Niño a un Día de las Infancias
invita a pensar en la importancia que tiene el lenguaje a la hora de construir
valores y formas de pensar el mundo que le estamos preparando a las futuras
generaciones. Pero esta transformación no se dio de un día para el otro, sino
que hicieron falta muchos años de reflexión acerca de las grandes desigualdades
sociales que atraviesan a las personas de todas las edades.
Para repensar las infancias fueron
necesarios cambios profundos en materia de legislación. Por un lado, la Ley de
Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes
(26.601), que rige desde hace 16 años, permitió que finalmente nuestro país
lograra alinearse con los principios de la Convención sobre los Derechos del
Niño, siendo sus ejes fundamentales: la no discriminación; el interés superior
del niño, niña o adolescente; el derecho a la vida, la supervivencia y el
desarrollo; y la participación infantil. Y por otro lado, también fue
significativa la creación de la Ley de Identidad de Género del año 2012
(26.743), la cual establece el derecho al libre desarrollo de toda persona
conforme a su identidad de género, entendiendo a la misma como la vivencia interna
e individual del género tal como cada persona la siente. En esta misma línea se
comprende la diversidad dentro de la niñez.
De esta manera, se puede pensar que el
Día de las Infancias no solo nos permite salir de una mirada que considera a
los varones y niños como referentes de todas las prácticas humanas y a las
mujeres, niñas y disidencias sexuales como subordinadas a ellos, sino que
también nos permite ampliar la perspectiva acerca de todo lo que abarca el
período de la niñez.
El Día de las Infancias debiera
llevarnos a pensar cuántas realidades diversas de la niñez se pierden de vista si
no se cambian algunos discursos históricamente normativos. Nos lleva a pensar
cómo viven y de cuáles oportunidades carecen aquellos y aquellas cuya niñez se
encuentra afectada por dificultades socio económicas que perturban el acceso a
la salud y a la educación, diferencias culturales y lingüísticas, situaciones
de violencia, o bien complejidades familiares que no permiten construir infancias
realmente libres y respetadas.
Reconocer y comprender que existen
infancias diversas es el primer paso de un largo camino cuyo objetivo no
debiera ser otro que el de la incorporación de prácticas inclusivas que les
aseguren a todos los niños y a todas las niñas el disfrute pleno de todos sus
derechos.
¡Hermosa primera nota! Que linda manera de arrancar el blog :)
ResponderEliminarGracias Caro por sumarte al proyecto